Ruta (Route): Cuzco - Machu Picchu
Duración (Duration): 4h.
Distancia (Distance): 112 km (68 miles)
El tren sale de Poroy en la mañana, tomando una ruta en el viaje con paisajes cambiantes mientras los pasajeros disfrutan del desayuno. Luego de partir de Poroy y pasar por Cachimayo, el tren desciende hasta la meseta de Anta, una paisaje mosaico típico de los cultivos Andinos y campos exuberantes y coloridos pueblos al pie de los Andes. Muy a la izquierda, justo debajo del horizonte, se pueden ver los grandes andenes agrícolas de Jaquijahuana, cerca de la aldea de Zurite. Lamentablemente, estos grandes andenes son todo lo que queda hoy de lo que fue una importante ciudad Inca, perdida para siempre, durante los primeros años después de la conquista española. Más allá de la ciudad de Huarocondo la gran llanura se estrecha dramáticamente como un camión entrando por un profundo barranco cerca del caudal del río Pomatales tal como lo hace el ferrocarril, que es canalizado hasta que se encuentra con el río Urubamba, que recorre el hermoso valle Sagrado. El tren pasa a través de extensas áreas repletas de andenes de las ruinas de las fortalezas Incas. Dividiendo así estas áreas, aún visibles, de una antigua ciudadela y una larga y abandonada carretera, que fue aprobada por los arrieros del siglo XIX ,la cual fue usada para viajar entre Cusco y las plantaciones de caucho en las tierras bajas del Amazonas. Cinco kilómetros más allá de Pachar, está el pueblo de Ollantaytambo, donde los agricultores trabajan con la misma paciencia y habilidad que sus antepasados, debiendo dar forma y pasar los enormes bloques de piedra con las que construyeron sus casas y sus templos de adoración. Cuando el tren sale de Ollantaytambo para iniciar la última parte de su viaje a Machu Picchu, el complejo templo conocido como La Fortaleza, dedicado en algún momento del siglo 15 a las múltiples deidades del panteón Inca, se puede ver en la parte superior derecha de la rampa de movimiento de tierras una vez utilizado para arrastrar sus bloques monolíticos desde el fondo del valle. El ferrocarril sigue el río hacia el cañón de Urubamba. En Coriwaynachina, conocido simplemente en las generaciones de excursionistas que han realizado el Camino del Inca allí, como Km. 88, una escalera bien tallada en roca lleva a una serie de construcciones en ruinas, donde una vez, se dice, los artesanos Incas aprovecharon el viento constante que se eleva desde el fondo del valle para fundir el oro. Emergiendo de un túnel corto, una serie de hermosos andenes agrícolas marcan las ruinas de Qente, que en quechua significa colibrí. En este microclima fértil alimentado por una cascada cercana, colibríes gigantes son de hecho una visión común en la mañana y brillantes flores florecen todo el año. Rodeado de altos ceibos y afloramientos rocosos adornados con orquídeas y bromelias, el tren pasa Km. 104 en Chachabamba, desde donde comienza el día de caminata a Machu Picchu a través de las magníficas ruinas de Wiñay Wayna. A tan sólo dos kilómetros de Machu Picchu, el tren llega al pueblo de Machu Picchu Pueblo (Aguas Calientes). Rodeado por las altas y verdes montañas que es cuna de la ciuad perdidad, así como muchos restos Incas, esta pequeña ciudad, que es bien conocida por sus baños termales, ha florecido en un destino popular para los viajeros de la noche a Machu Picchu. Los huéspedes desembarcan en Aguas Calientes y son trasladados en autobús a Machu Picchu Sanctuary Lodge, con vistas a la antigua ciudadela, para el almuerzo. Una visita guiada privada del santuario antes de retornar y trasladarnos de vuelta a la estación en la tarde. Finalmente, una suntuosa cena se sirve en el viaje de 3 horas y media de regreso a Cusco. El precio unitario es de 329$ (249€).
The train leaves from Poroy in the morning, taking a spectacular journey through a changing landscape while guests enjoy breakfast. After departing Poroy and going through Cachimayo, the train descends to the plateau of Anta, a patchwork landscape of typical Andean crops and passes lush fields and colorful villages in the foothills of the Andes. Far to the left, just below the horizon, the massive agricultural terraces of Jaquijahuana can be seen, close to the village of Zurite. Sadly, these great terraces are all that remain today of what was once a major Inca city, lost forever during the first years after the Spanish conquest. Beyond the town of Huarocondo the great plain narrows dramatically as the track enters a deep gorge carved by the rushing Pomatales River down which the railway, too, is funneled until it meets the Urubamba River, which runs through the beautiful Sacred Valley. The train passes through extensive areas of terracing dotted with the ruins of Inca fortresses. Bisecting this are still-visible sections of an ancient, long-abandoned highway adopted by the muleteers of the late 19th century, who used it to travel between Cusco and the rubber plantations of the Amazon lowlands. Five kilometers beyond Pachar, is the village of Ollantaytambo where farmers work with the same patience and skill that their ancestors must have employed to shape and then move the huge blocks of stone with which they built both their homes and the temples in which they worshipped. As the train leaves Ollantaytambo to begin the last part of its journey to Machu Picchu, the temple complex known as The Fortress, dedicated sometime in the 15th century to the many deities of the Inca pantheon, can be seen to the right above the earthwork ramp once used to drag its monolithic blocks up from the valley floor. The railway follows the river into the Urubamba Gorge. At Coriwaynachina, known simply to the generations of hikers who have begun the Inca Trail there as Km 88, a fine staircase carved into the rock leads to a series of ruined buildings where once, it is said, Inca artisans took advantage of the constant wind that rises from the valley floor to smelt gold. Emerging from a short tunnel, a series of beautiful agricultural terraces marks the ruins of Qente, which in Quechua means hummingbird. In this fertile microclimate fed by a nearby waterfall, giant hummingbirds are indeed a common sight in the early morning and bright flowers bloom all year round. Surrounded by tall ceibos and rocky outcrops hung with orchids and bromeliads, the train passes Km 104 at Chachabamba, from where the one-day trek to Machu Picchu via the magnificent ruins of Wiñay Wayna begins. At just two km from Machu Picchu, the train arrives at Machu Picchu Town (Aguas Calientes). Surrounded by the high, green mountains that cradle the famous lost city, as well as myriad other Inca remains, this small town, which is well known for its thermal baths, has blossomed into a popular overnight destination for travelers to Machu Picchu. Guests disembark at Aguas Calientes and are taken by bus to Machu Picchu Sanctuary Lodge, overlooking the ancient citadel, for lunch. A private guided tour of the sanctuary follows before the return transfer to the station in the early evening. A sumptuous dinner is served on the 3 ½ hour journey back to Cusco.
by PI
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