En China, de los cientos de miles de soldados japoneses que quedaron aislados, alrededor de 140.000 tuvieron que permanecer en ese país. La mayoría no tuvo otra alternativa pues se quedaron varados sin medios para regresar a casa. De ellos, algunos no deseaban regresar a Japón ocupado por las fuerzas estadounidenses y otros se sentían en desgracia por haber depuesto las armas, lo que a los ojos de su familia, pensaban ellos, era una desgracia imperdonable de acuerdo al código de honor del Bushido, los principios morales de los samurai.
Según algunas fuentes, aunque con muy escasas evidencias, en 1945 miles de rezagados soldados japoneses que quedaron a su suerte en China fueron a prestar servicio en el Ejército Rojo de la Unión Soviética o en el Ejército de Mao Tse Tung donde previo adoctrinamiento fueron recibidos con beneplácito porque eran soldados bien armados y excelentemente entrenados. Los rusos sabían que el enfrentamiento con las potencias occidentales era una posibilidad que podía desencadenar otra guerra, que ya estaba comenzando y que se llamó Guerra Fría por no llegar al derramamiento de sangre. Para los rusos esta vez la guerra ocurriría en dos frentes: en el frente europeo y en el frente oriental el que durante toda la guerra mundial estuvo protegido por el Tratado de no Agresión firmado con los japoneses. Por su parte, después de la tregua acordada con Chiang Kai Shek por la guerra contra el Eje, Mao Tse Tung tenía que reanudar la guerra civil contra los nacionalistas que continuaban recibiendo el apoyo de Estados Unidos y por eso no les caía nada mal contar con los experimentados soldados japoneses.
Sin embargo tras la invasión rusa de Manchuria, tres meses después de terminado el conflicto en Europa, en sus montañas quedaron cercados unos 20.000 japoneses con el equipo completo que siguieron combatiendo y no se rindieron sino hasta quedar al límite de sus fuerzas bien entrado el año 1948. Su situación fue muy particular porque quedaron aislados en la tierra de nadie entre dos fuegos, el de los comunistas de Mao y el de los nacionalistas de Chiang.
Islas Filipinas
Fumio Nakahira
Filipinas estuvo en manos de los japoneses desde la huida del General MacArthur poco antes de la rendición de los estadounidenses, hasta el fin de la guerra. Hacia el final del conflicto, el General Yamashita asumió el mando de las fuerzas japonesas en Filipinas y a pesar de haber llegado solamente una semana antes de la invasión aliada, fue capaz de organizar brillantemente la defensa y contener la invasión hasta que finalmente recibió la orden del Emperador de deponer las armas. Sin embargo muchos de sus soldados quedaron aislados y no se enteraron del cese al fuego, por lo que continuaron en armas.
De los 40.000 japoneses que defendieron Filipinas hasta el final, unos 4000 quedaron aislados en las montañas pero combatiendo contra las guerrillas. En diciembre de 1945, en Corregidor todavía existía resistencia hasta que el último rezagado fue capturado 6 meses después de finalizada la guerra a mediados de 1946. Sin embargo, a finales de la década todavía quedaban soldados japoneses en las montañas filipinas.
Al año siguiente, hacia el 25 de enero, una unidad de 120 soldados japoneses estaban combatiendo en las montañas de Manila. Apenas estaban armados con pistolas, rifles, bayonetas y una ametralladora. De ellos 72 fueron muertos por un batallón filipino con el apoyo y bajo las órdenes de la 86 División de Infantería de Estados Unidos. Los últimos supervivientes fueron capturados.
El 22 de febrero de 1946 en la pequeña isla de Lubang a 70 millas al oeste de Manila se llevó a cabo una campaña para reducir al medio centenar de rezagados japoneses. Fue encargado el 341 Batallón filipino bajo el mando de la 86 División de Infantería para encontrar a los últimos japoneses rezagados. Los filipinos se vieron obligados a solicitar el envío de 20.000 municiones adicionales. Murieron en el combate 8 soldados de Estados Unidos y 2 filipinos. A finales de abril lo que quedaba del destacamento japonés fue capturado. Los 41 prisioneros manifestaron que no sabían que la guerra había terminado.
En abril de 1947 un contingente de morteros con 7 efectivos depusieron las armas en las islas Palawan, una cadena de islas que se prolongan desde Mindoro hasta Borneo.
También en abril de 1947 fueron capturados 15 rezagados japoneses en Luzon, las isla más grande al norte del archipiélago filipino.
En enero de 1948 depusieron las armas 200 soldados japoneses en Mindanao, la gran isla al sur de Filipinas. La mayoría de esos soldados rezagados se encontraban en malas condiciones de salud.
En 1974 el Segundo Teniente Hiroo Onoda fue exhortado a rendirse en las Filipinas. El comandaba un grupo de 4 hombres que continuaban combatiendo. Ese grupo fue causante de la muerte de al menos 20 campesinos filipinos entre 1945 y 1974. Fue convencido a deponer las armas con la ayuda de unos familiares y otros japoneses que llegaron de Japón con ese propósito. De regreso a Japón fue recibido como un héroe. Más tarde manifestó que Japón había perdido el honor al rendirse y someterse a los Estados Unidos y emigró al Brasil.
En abril de 1980 el Capitán Fumio Nakahira último rezagado en el Monte Halcon en la Isla Mindoro, la séptima isla más grande de Filipinas que se encuentra entre Luzon y Palawan. El capitán Fumio Nakahira fue reducido y repatriado a Japón.
Saipan (Islas Marianas)
Kazuko Higa
El 01 de diciembre de 1945, 46 suboficiales y soldados al mando del Capitán Sakae Oba se rindieron en la isla de Saipan al norte de las Marianas. Este contingente, junto con otros civiles, sumando unas 300 personas, quedaron aislados al finalizar la Batalla de Saipan en julio de 1944 y se refugiaron en la jungla y cuevas de la isla realizando acciones de guerrilla contra las fuerzas de ocupación estadounidenses. Oba organizó a los civiles a quienes los soldados instruyeron en supervivencia en la selva. Oba instaló su base de operaciones en el Monte Tapochau, desde donde realizaba ataques esporádicos a las instalaciones militares estadounidenses. También civiles organizados por los soldados de Oba realizaban incursiones en las bases de EE.UU. para saquear los suministros. Esos ataques eran hechos con tanto éxito que los estadounidenses apodaron a Oba "The Fox" (El Zorro). En vista de lo infructuoso que eran de las operaciones para capturarlos, los estadounidenses decidieron peinar la isla con una línea de soldados separados dos metros uno de otro que avanzaron de sur a norte con la esperanza de forzarlos a rendirse cuando llegaran al norte. Aún así, los soldados de Oba se las arreglaron para burlar a los estadounidenses, quienes sólo pudieron capturar algunos civiles que fueron descubiertos, la mayoría mayores de edad y mujeres. Los soldados de Oba estaban decididos a resistir, pero Oba decidió que era mejor deponer las armas para preservar la vida de los civiles. Finalmente, después de 16 meses de resistencia se entregaron. La historia de Oba es relatada en el libro "The last Samurai" de Don Jones.
Isla Anatahan (Islas Marianas)
Un grupo de náufragos japoneses de un barco hundido lograron tomar tierra en la Isla de Anatahan a 75 millas al norte de Saipan en las Marianas. Estos japoneses fueron descubiertos en 1945, cuando un grupo de chamorros, que fueron enviados para recuperar los cuerpos de la tripulación de un bombardero B-29 que se estrelló en la isla después de una misión de bombardeo a Japón, notó la presencia de unos 30 japoneses supervivientes de 3 barcos japoneses hundidos en junio de 1944. Este grupo donde también se encontraba una mujer de Okinawa, utilizaron materiales del avión para fabricar implementos que le permitieran la supervivencia. Obtuvieron las pistolas de la tripulación y se llevaron las 8 ametralladoras calibre .50 del avión. Este grupo resistió hasta 1951. Todos los esfuerzos de los infantes de marina estadounidenses por reducirlos fueron inútiles. La mujer de nombre Kazuko Higa compartió su vida sentimental con cuatro de los hombres, lo cual fue causa de riñas y venganzas por las cuales murieron cuando menos seis de los 11 que murieron hasta ser capturados. Un día Kazuko Higa fue encontrada en una playa por una patrullera estadounidense y pidió que la sacaran de allí. Fue llevada a Saipan donde dijo que todos creían que la guerra continuaba.
El gobierno japonés le pidió a los parientes de los náufragos que escribieran cartas explicándoles que la guerra había terminado y que debían entregarse. Seis años después de terminada la guerra mediante la Operación Removal los supervivientes se rindieron después de largas deliberaciones con la ayuda de un intérprete. El 30 de junio de 1951 fueron embarcados en el remolcador USS Cocopa y regresados a Japón.
Tinian (Islas Marianas)
Murata Susumo
En Tinian, la segunda isla más grande de las Mariana, en 1953 fue capturado Murata Susumo quien vivía en una choza cerca a un pantano desde que quedó rezagado al final de la guerra. Su historia es relatada en "Saipan Oral Histories of the Pacific War" by Bruce Petty.
Isla de Guam
Bunzo Minagawa
Mayor Sato
Hideyuki Takeda
Al finalizar la batalla todavía quedaban japoneses rezagados. El 11 de junio de 1945, el Mayor Sato rindió las armas y se entregó junto con otros treinta y cuatro hombres. Dos semanas más tarde el Teniente Coronel Hideyuki Takeda depuso las armas con otros sesenta y siete hombres. Aún pequeñas bandas continuaron combatiendo y rindiéndose durante el año siguiente hasta que finalmente fue declarado que no había más rezagados japoneses escondidos en la selva.
La rendición de esos dos oficiales japoneses terminó cualquier especulación de que hubieran otros soldados japoneses rezagados todavía escondidos en la selva de Guam.
Pero en junio de 1973, el sargento Shoichi Yokoi fue capturado después de veintiocho años de lucha. Dijo que no sabía que la guerra había terminado, y estaba esperando que Japón retomara la isla y ser rescatado.
Shoichi Yokoi fue encontrado por dos cazadores mientras pescaba en el Río Talofofo que desciende desde la Montaña Lamlan en la isla de Guam. El regresó con su rifle a Japón porque quería entregárselo al Emperador lamentando que no pudiera servirle como el había jurado hacerlo. Yokoi leyó los panfletos que lanzaron para informarle que la guerra había terminado pero pensó que era una trampa de los estadounidenses para capturarlo. Shoichi Yokoi murió el 23 de setiembre de 1997.
El 24 de mayo de 1960, fue publicado en los diarios de todo el mundo la captura de Ito Masashi de 40 años de edad, un segundo soldado japonés rezagado, que fue compañero del soldado Bunzo Minagawa capturado poco antes. El sargento Ito Masashi escribió un libro sobre sus experiencias y su repatriación a Japón. El nombre del libro es "Los últimos soldados del emperador".
Islas Peleliu (Islas Palau)
Ei Yamaguchi
En la isla de Peleliu, una de las pequeñas islas de las Palau, un grupo de 33 soldados japoneses, al mando de Ei Yamaguchi, atacaron el marzo de 1947 a una patrulla de infantería de Marina de Estados Unidos. El ataque con granadas dejó muertos y heridos. Para capturar al grupo fueron pedidos refuerzos para el destacamento de 150 infantes de marina en la isla y fue llevado un almirante japonés para que convenciera a los rezagados que la guerra había terminado. A fines de abril los soldados japoneses depusieron las armas.
Iwo Jima
Matsudo Linsoki
Yamakage Kufuku
El 6 de enero de 1946 dos soldados, el ametralladorista Matsudo Linsoki y el soldado Yamakage Kufuku fueron encontrados en la isla volcánica Iwo Jima (Io-to) y depusieron las armas pacíficamente. Ocultándose en los numerosos túneles que construyeron los japoneses para su defensa, durante más de un año, los dos soldados estuvieron sobreviviendo por los suministros que robaban de la base de Estados Unidos.
Papúa Nueva Guinea
Namotaro Nagai
A finales de la década de los 40 el Comandante Namotaro Nagai estuvo escondido en las montañas de Kaiapit en el Valle Markham al oeste de Nadzab en Nueva Guinea. De acuerdo a testimonios de soldados australianos en Nadzab, cuando estuvieron construyendo el campo aéreo investigaron la muerte del oficial Harry Lumb, jefe de una patrulla que fue muerto en una emboscada. En Sauruan encontraron muchos túneles construidos por los japoneses y los trabajadores nativos informaron que los japoneses vivieron con ellos mucho tiempo.
En 1949 aparecieron ocho soldados japoneses que sobrevivieron en la jungla a 100 kilómetros más allá de Madang en la costa norte de Papua Nueva Guinea. Pertenecían a tropas que se retiraron a través de las montañas Finisterre desde la localidad de Finschaffen. Los nativos los ayudaron a sobrevivir. Fueron repatriados a Japón en 1950.
Vella Lavella (Islas Salomón)
La isla Vella Lavella en las Salomon, fue ocupada por las fuerzas estadounidenses en agosto de 1944. La mayoría de la tropas japonesas que formaban parte del destacamento de la isla fueron evacuadas, pero unos 300 soldados quedaron rezagados sin medios de transporte por lo que tuvieron que esconderse en la jungla. En 1959 las autoridades locales buscaron veteranos japoneses para que los ayudaran a convencerlos que la guerra había terminado y que debían entregarse para ser repatriados a Japón.
Hay muchas otras historias sobre rezagados en Vella Lavella, pero se cree que muchas de ellas han sido sólo propaganda para atrer turistas japoneses a la isla.
Guadalcanal (Islas Salomon)
En Guadalcanal las acciones armadas terminaron oficialmente en febrero de 1943, pero durante un tiempo hubo grupos de soldados japoneses rezagados que fueron encontrados hasta el final de la guerra en 1945. Durante mucho tiempo después de la guerra fueron encontrados restos de osamentas de soldados japoneses y pertenencias así como armamento y municiones. El 27 de octubre de 1947 un rezagado fue encontrado tratando de robar alimentos en el cuartel de policía en Honiara, la capital de las islas Salomon. Fue capturado y repatriado a Japón.
Indonesia
Nakamura Teruo
El soldado Nakamura Teruo estuvo escondido en la selva cuando fue divisado por un piloto de la Fuerza Aérea Indonesa en las montañas de Morotai, una isla del grupo Halmahera en las Molucas, en setiembre de 1974. Dos meses después un funcionario de la embajada japonesa en Jakarta fue hasta Morotai para convencer a Nakamura que se entregara para ser expatriado a Japón. No fue fácil convencerlo pues el 18 de diciembre de 1974 opuso resistencia hasta disparar las últimas cinco balas que le quedaban. Nakamura era natural de Formosa y fue enrolado en el Ejército en 1944. Falleció tres años más tarde.
Tailandia
Kiyoaki Tanaka
Shigeyuki Hashimoto
En Tailandia unos 200 soldados y civiles japoneses quedaron rezagados decidiendo permanecer en ese país luchando al lado de las fuerzas de Partido Comunista Malayo. Cuando el conflicto llegaba a su fin, el partido liderado por Lai Tek se alió con los japoneses pero después de la rendición japonesa en la Bahía de Tokio, Lai Tek asesinó a una centena de esos japoneses. El resto logró evadir la persecución de Lai Tek hasta la muerte del líder comunista en 1947. Esos japoneses siguieron luchando con los comunistas para liberarse de la opresión británica. Fueron los soldados Kiyoaki Tanaka y Shigeyuki Hashimoto, los últimos japoneses que fueron capturados cuando los guerrilleros comunistas se rindieron a las fuerzas del gobierno en enero de 1989.
No puede caber duda que hubo muchos otros soldados japoneses rezagados en los cientos de islas donde se libraron combates. Muchos, ignorados por la historia aparecen como desaparecidos en acción. Muchos otros casos pasaron ignorados por las circunstancias y perdidos para siempre en documentos quemados para que no cayeran en manos del enemigo o destruidos en los combates. Los hay también aquellos escasamente documentados y por supuesto los que son simples leyendas urbanas.
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