Fue construida en 1912 para dar servicio a los trabajadores de la fábrica de explosivos de Santa Bárbara, que cerró sus puertas tras la Guerra Civil. Tras su cierre fueron desapareciendo los diferentes edificios del complejo, como la fábrica, las viviendas y los talleres, quedando únicamente la iglesia como vestigio de aquella empresa. La iglesia continuó dando servicio a los vecinos del cercano pueblo de Coruño, siendo en los años 60 cuando definitivamente cerró sus puertas al tener muy poca afluencia de fieles. Sus puertas volvieron a abrirse cuando un grupo de amigos skaters vieron la oportunidad de comprarla.
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