Muchos electrodomésticos
funcionan en modo reposo y,
por tanto, consumen electricidad
constantemente. Por
separado, no son cantidades
enormes, pero si los juntas
todos pueden suponer un
gasto energético de varios
cientos de euros al año. Los
aparatos más antiguos, en
particular, no son muy eficientes
desde el punto de
vista energético en modo de
espera. Los monitores, ordenadores
e impresoras no necesitan
conexión eléctrica
cuando no se utilizan. Lo mismo
ocurre con los cables de
carga, receptores, videoconsolas,
cafeteras, microondas
y procesadores de alimentos.
Si el fabricante lo permite,
desconectar el televisor de la
red eléctrica también supone
una posibilidad de ahorro.
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