Como respuesta a la alta densidad urbana, Waterstudio.NL – una popular firma holandesa de arquitectura acuática – ha creado un gigantesco árbol marino flotante, que restituiría el valor medioambiental en ciudades superpobladas. Este árbol marino, una estructura tipo torre formada por múltiples capas, se instalaría en los puertos y ríos cercanos a las grandes ciudades (como Nueva York, Tokio o Londres), con el objetivo de ofrecer una oportunidad a la flora y fauna en casos en los que la tierra escasee. Y es que cuanto más construimos los seres humanos, más desplazamos a la flora y fauna locales, por lo que incluir consideraciones naturales en los proyectos puede conducir a un diseño más medioambientalmente amigable, mejorando a su vez el estado de ánimo de la población local. Ignorar la vida animal y vegetal puede resultar más rentable económicamente a corto plazo, pero mejorar el nivel de felicidad de los ciudadanos es siempre un objetivo irrefutable. La estructura prefabricada sería construida y diseñada con el único propósito de albergar vida vegetal y animal tanto sobre como bajo el agua, generando lugares de anidamiento para las aves y puntos de afianzamiento para las plantas. Su altura podría ser ajustada para adaptarse a cada emplazamiento y un sistema de cables permitiría a este curioso árbol mecerse con el viento, a la vez que lo anclarían al lecho marino. Dándole el suficiente tiempo para desarrollarse, el árbol marino de Waterstudio.NL se asemejaría finalmente a una especie de árbol colgante, con ramas y enredaderas suspendidas desde los diferentes niveles. Bajo la superficie, la visión sería igual de exuberante y frondosa, dado que las capas submarinas crearían el hábitat ideal para los peces y la vida acuática vegetal. Se podría visualizar el árbol marino como parte de una gran red de árboles situados en puntos concretos a lo largo de los bordes de las ciudades, de manera que se mejorase realmente la calidad medioambiental de las mismas. “La belleza del diseño consiste en que ofrece una solución y, al mismo tiempo, no requiere de un costoso espacio en la superficie; el efecto que tendrían las especies que habitasen en el árbol marino se extendería varias millas alrededor del propio árbol”, explica su diseñador. La original idea consistiría en que las grandes compañías petroleras donasen un árbol marino a la ciudad, mostrando así su interés en mejorar el entorno urbano. |
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