Diawo Diallo, guineano de 31 años y afectado de espondilitis anquilosante, tiene reconocida una discapacidad del 65 por ciento, pero no puede beneficiarse económicamente de la ley de dependencia porque no lleva cinco años viviendo legalmente en España. Óscar, un vendedor de cupones, se ha convertido en su tutor, en su único ángel de la guarda
La vida de Diawo Diallo no tiene ningún rasgo de sueño cumplido. Este joven nació en Guinea-Conakri en 1981. Con poco más de 20 años, se fue de su país, como otros muchos, en busca de una mejor vida. Viajó a Senegal, Mauritania, Marruecos, hasta llegar en patera a Las Palmas de Gran Canaria en octubre de 2004. Ahí fue atendido por la Cruz Roja y pasó un mes en el Centro de Acogida para Inmigrantes, institución que se hizo cargo de su billete hasta Madrid, donde las cosas no cambiaron. Diawo quería llegar a Lleida porque en la ciudad catalana había más compatriotas suyos. En Madrid conoció a otro chico africano que le compró el billete para la capital leridana, pero un sin papeles era un sin trabajo. El deambular de un lado para otro de Diawo solo acababa de comenzar. En Lleida no aguantó mucho y poco después le hablaron de Bilbao. Allá que se fue. Estuvo dos semanas sin alojamiento hasta que encontró con quien compartir vivienda y se empadronó en la capital vizcaína. “Pregunté cómo encontrar trabajo y me dijeron que hiciera cursos”, cuenta. Se apuntó a uno de mecánica –“en mi país era mecánico”, asegura– e hizo dos de soldadura. La suerte parecía que empezaba a sonreírle; pero cuando estaba a punto de terminar sus primeras prácticas, le empezaron los dolores.
Fuente:Interviu
by PI
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