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lunes, 29 de abril de 2013

La dureza del trabajo de los aprendices de deshollinador The hardness of the chimney sweep apprentices

George Elson, nacido en Northampton en 1860, 10 años, “climbing boy” (deshollinador).
Con un vistazo rápido para evaluar mis habilidades, mi patrón me instó a subir por una chimenea en mi primera mañana. De pie dentro del hueco, apenas cabía, pero comencé a ascender con el brazo derecho sobre mi cabeza y el izquierdo a mi lado. La teoría era apretar con ambas manos y la espalda contra la pared de ladrillos, para suspender el cuerpo y ascender hasta que las rodillas avanzaban un poco más. Luego, cualquier reborde servía para afianzar las rodillas y asegurar la posición.
Trepar con mi brazo derecho suponía que la suciedad se desprendía de las paredes y caía sobre mí. La presión a la que sometía mis rodillas y codos contra la pared de ladrillo era la causa de que se pelasen, y de que esta suciedad penetrase en las heridas… podían tardar semanas en curarse.
Respirar era otro de tantos problemas. Había una capucha, llamada “climbing cap”, que cubría la cabeza y se ataba al cuello. Pero a pesar de esta protección, estaba sujeto al sabor y a la inhalación de cualquier partícula de ceniza, que terminaba en mi garganta y en mis pulmones.
Allí donde el fuego había prendido instantes antes, tenía todavía restos de humo en el hueco de las chimeneas, y era suficiente para marearte y desorientarte. En una ocasión en que estos efluvios eran todavía muy fuertes, me caí desde el extremo superior de la chimenea hasta el suelo, quedando inconsciente.
children chimney sweeps niños deshollinadores climbing boy
Estos “climbing boys”, como se les conoce, eran aprendices de deshollinador que solían tener 7 años. Solían usar los codos y las rodillas para trepar, y en épocas tempranas vestían algún tipo de uniforme y llevaban las herramientas en los bolsillos. Pero debido al diseño de estos conductos, cuando llegaban arriba y terminaban su trabajo, solían desnudarse para resbalar por la pared y descender más rápido. Solían tener un “scraper” o espátula de metal, y un cepillo o limpiabarros. A medida que ascendían, clavaban la espátula para desprender la ceniza y le daban una pasada con el cepillo.
No había una voluntad de apartar a los niños del trabajo de limpieza. En aquella época era más fácil para los maestros deshollinadores hacerse con un niño pequeño, darle a una familia pobre unos pocos peniques por uno de sus hijos. Los niños salían más baratos que comprar un cepillo telescópico. Ocurrió un accidente muy desagradable en Kent, donde un maestro deshollinador había mandado a uno de sus chicos chimenea arriba, con un palo con un trapo mojado en su extremo, para apagar un incendio en un conducto. Aparentemente su maestro le estaba pegando y azuzando para que trepase más deprisa, hasta el punto en que el niño se quedó atrapado en el conducto, y pudieron oír sus gritos en dos millas a la redonda.
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Además, entre sus numerosos pacientes el doctor Percival Pott observó que los hombres que habían trabajado en su infancia como deshollinadores tenían un riesgo mucho más alto de presentar un tumor muy poco frecuente, el cáncer de escroto. Escribió: "El destino de estas personas es especialmente duro. En su tierna infancia son tratados a menudo con gran brutalidad y casi privados de comida con frío y hambre. Deben escalar chimeneas estrechas y en ocasiones calientes [sic] … y cuando alcanzan la pubertad son especialmente propensos a esta enfermedad nociva, dolorosa y mortal."

Creía que la causa era el hollín acumulado en los pliegues del escroto y como el baño era infrecuente se produciría un contacto prolongado con benzopireno que ahora sabemos que es un carcinógeno potente presente en los productos de combustión del carbón. El brote epidémico de cáncer de escroto en el Reino Unido no ocurrió en otras partes de Europa, probablemente porque el carbón sustituyó a la madera antes en el Reino Unido que en Europa Continental. Además, en muchos países europeos los deshollinadores usaban ropa de protección y estaban más preocupados por la higiene que en el Reino Unido. Hasta la primera mitad del siglo XX los deshollinadores en el Reino Unido tenían una probabilidad de alrededor del 2% de sufrir un cáncer de escroto (casi 18 veces más que el riesgo de cáncer de escroto en otro tipo de trabajadores).

by PI
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