1 Estiramiento con toalla
Siéntate con las piernas extendidas y pasa una toalla por la planta del pie. Tira suavemente hacia ti hasta notar tensión en el arco. Mantén 20 segundos y repite tres veces con cada pie.
2 Masaje con pelota fría
Coloca una pelota o una botella de agua congelada bajo el pie y hazla rodar de adelante atrás durante unos minutos. Reduce la inflamación y mejora la circulación.
3 Fortalecimiento de dedos
Coloca una toalla en el suelo e intenta arrugarla con los dedos del pie. Este ejercicio activa la musculatura intrínseca del pie, esencial para mantener el arco fuerte.
4 Estiramiento de gemelos
Apoya las manos en la pared, adelanta una pierna y estira la otra hacia atrás. Mantén el talón en el suelo y la rodilla extendida durante 30 segundos. Repite tres veces con cada pierna.
5 Flexión plantar controlada
Siéntate en el borde de una silla y coloca una banda elástica alrededor del antepié. Tira suavemente hacia ti y empuja con el pie, manteniendo la tensión unos segundos. Mejora la fuerza y la elasticidad de la fascia.








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