Buscar en este blog

jueves, 15 de agosto de 2013

Melani Costa y Mireia Belmonte se las arreglan como pueden por el mundo, UNA VERGÜENZA

ENTREVISTA ABC MIREIA
-Ya de vacaciones, por fin. ¿Qué es lo primero que ha hecho?
-Dormir y luego quedar con los amigos. Hemos ido a la playa a nadar.
-No está cansada de agua.
-No, qué va, al revés. Si hay que ir a la piscina se va y si hay que tirarse de bomba, pues nos tiramos. Y si me retan a una carrera, voy. Aunque hoy hemos estado cogiendo peces. Lo único que me daba vergüenza verme con el bikini porque tengo toda la tripa blanca.
-¿Se le va alguna vez la marca de las gafas?
-No, es muy difícil de quitar con maquillaje, pero no quiero que lo haga nunca. Me ha costado mucho esfuerzo llevar ese símbolo.
-Tendrá que desconectar un poco.
-Nunca lo haces del todo, me gusta mucho el mar y siempre hay alguien que te recuerda lo que has hecho y además esta mañana he tenido que levantarme para hacer un control antidopaje. He pasado siete en esta semana, de sangre y de orina.
-¿Cómo se lleva la falta de intimidad?
-Te acostumbras a todo. Por eso el mayor problema esta mañana ha sido saber qué ponerme. No iba a salir en pijama. Cuando hice el récord del Mundo normalmente te acompaña un guardaespaldas, pero en esa ocasión no hubo nadie y fui yo: «Hola, tengo que hacer el control, ¿no?». Si no, no te lo validan.
-¿Qué va a hacer con el premio?
-Guardarlo para lo que venga. Para pagarme la próxima Copa del Mundo o recuperar el dinero que he gastado en esta.
-¿Salió de su bolsillo?
-Sí, cuando me iba me dijeron: «Son 500 euros del hotel». Gracias. La Federación no nos pagó nada. Y fuimos solas (Melani y ella), no había ni entrenadores ni fisioterapeutas ni nada. El resto de equipos llevaban al menos a una persona para que coordinara el grupo o de acompañamiento; nosotras, nada.
-Encima, se exigen resultados.
-La historia del récord del mundo es mejor. Tuve que viajar en un autobús durante nueve horas desde Eindhoven a Berlín, con las piernas totalmente encogidas. Llegué que las tenía reventadas. En cuatro días nadé dieciséis pruebas y necesitaba relajarme, pero ya me tuve que aguantar.
-¿Faltan muchas ayudas?
-Tenemos que aprender. Sí me ayudó el COE y las becas ADO, pero creo que si haces un esfuerzo y dedicas toda una vida a representar a tu país, lo mínimo es que te lo reconozcan y te ayuden todo lo posible.
-Todo este esfuerzo no se ve cuando se consiguen las medallas.
-La gente tiene que saber que detrás de ese éxito hay muchísimas horas y la carencia que tenemos de todo. Ayer salió que los de fútbol iban a meterse muchas horas en un avión para un partido, pero van en primera y seguro que les acompañan cien personas entre médicos y fisios. Soy la primera mujer en bajar de los ocho minutos en la historia de la natación, pero es más importante el rumor de un fichaje o el color de pelo de Sergio Ramos.
-Es otra liga.
-Sí, no podemos competir contra eso, pero debería venir la gente a pasar una o dos semanas con nosotros en Sierra Nevada, por ejemplo, para que se valorara más lo que hacemos.
-¿Qué hacen las Ledecky, Franklin o Meilutyte?
-No sé lo que hacen, pero lo hacen muy bien. Sobre todo los americanos van a por todas, y si no lo consiguen, no pasa nada. Aquí te dan de palos.
-Es algo muy difícil de cambiar.
-Hay que intentarlo. Aquí todo es fútbol; en otros países como Francia, la natación es uno de los deportes más importantes. En Australia los niños quieren ser nadadores, no futbolistas.
-¿El Mundial pudo ayudar algo?
-Me quedé impresionada porque no me esperaba que estuviera todo tan lleno. La imagen para mí es la de la grada coreando mi nombre.
-¿En qué ha crecido más desde Londres para que coreen su nombre?
-Sobre todo en confianza, en sentirme más segura cuando me lanzo al agua. Fred (Vergnoux) siempre me dice que las medallas se ganan en los entrenamientos y las recoges en el torneo. Hice mucho trabajo mental con psicólogos que me ha ayudado a enfrentarme a las cosas.
-¿Y los planes de Vergnoux?
-El domingo me manda el esquema de la semana siguiente, aunque no sé si ese día va a ser fuerte o no. Solo sé que empiezo a las seis de la mañana.
-¿Es verdad que parte de sus éxitos son suyos?
-Y de todos los entrenadores por los que he pasado. Desde el que me enseñó a nadar aquí, hasta Jordi Murio, Fred... Y con todos he tenido mucha confianza porque si no no acatarías todas las órdenes. Saben mucho más que tú y puedes interactuar y contar las impresiones, pero no puedes decidir sobre su trabajo.
-¿Quién más la sustenta?
-Mis padres, mi hermano. La base que te construye es muy importante. Si mis padres no me hubieran traído a la piscina municipal día tras día desde que tenía seis años yo no estaría aquí. Me fui a Francia y aguanté una semana.
-¿Qué queda de esa Mireia?
-Todo. Sigo siendo ella.
-Más madura, con más medallas.
-Pero ella.
-Esa Mireia ahora forma parte de un grupo de élite junto a Rafa Nadal o Pau Gasol.
-No, yo no estoy entre ellos. No me puedo comparar con Nadal, que para mí es el mejor deportista de la historia, estoy a años luz.
-¿Lo conoce personalmente?
-No, y me encantaría. A ver si puede ser en septiembre.
-Como él, nunca tira la toalla.
-Tienes momentos en los que no puedes con tu alma, pero los objetivos de ese año pueden con todo. Y cuando ganas la medalla se te olvida todo.
-¿Ni siquiera cuando pasó esos meses inciertos tras romper con el Sabadell?
-Eso es algo que ya pasó y no se puede cambiar ni quiero hacerlo. Mi único objetivo era no ver el Mundial, sino nadarlo. No quería estar en la grada.
-¿Sabe que lograr su objetivo hizo feliz a mucha gente, en Londres y en Barcelona?
-Sí, impresiona. Y ser un ejemplo me enorgullece mucho.
-Sobre todo en tiempos de crisis. ¿La nota fuera del deporte?
-Por supuesto. Hasta hace poco ni mi hermano ni mi padre tenían trabajo. Es duro. No estamos ajenos al mundo.
-El accidente de tren en Santiago la pilló compitiendo.
-Y fue un golpe para todos. Lo mínimo que pude hacer fue dedicar la medalla.
-Y con la crisis, ¿qué podemos o debemos hacer?
-Trabajar. Si un día laboral son ocho horas, debes utilizar las mismas para buscar trabajo si no lo tienes. Y formarnos. Aunque tengo amigos que se han ido al extranjero.
-¿No es contradictorio?
-Tenemos que aprender a valorar lo que tenemos en casa.
-Y ayudar a los demás como hizo usted con el banco de alimentos de Badalona.
-Gané un torneo y el dinero tenía que ir a una obra benéfica. Casi siempre va a otros países, pero vi que aquí también había mucha gente que lo estaba pasando muy mal. Doscientas familias comen de ese banco y me pareció que había que hacerlo.
-¿Cuándo veremos una fundación con su nombre?
-Me encantaría. Y lo haré en un futuro, seguro.
-¿Qué recuerda del podio de Londres?
-Que era mucho mejor de lo que había soñado.
-¿Ve sus propias carreras?
-Intento no hacerlo porque estoy todo el rato pensando que debería haber hecho esto o lo otro o lo de más allá. Me sirven para aprender de los errores, pero si pudiera volvería a nadar una y mil veces la misma carrera hasta hacerlo bien.
-Se la ve muy feliz, ¿lo es?
-Sí.
Melani Costa y Mireia Belmonte

ENTREVISTA MARCA MIREIA
Pregunta. Casi daban ganas de que no descansara. Nos estábamos acostumbrando a su récord de cada día…
Respuesta.
¡No, no! Estoy medio muerta, necesito vacaciones a tope.
P. ¿Cuánto?
R.
Tres semanas, la segunda de septiembre volveré a los entrenamientos.
P. El año pasado, tras su éxito en Londres se la vio por Ibiza. ¿Repite?
R.
No lo he pensado, no soy de programar en exceso.
"La situación es mala: o nos dan los Juegos, o el panorama del deporte será sombrío"
P. ¿Siempre playa?
R.
Sí, a la montaña no he vuelto desde que íbamos a Huelma, Jaén, el pueblo de mi madre. Pero, vamos, lo más importante lo puedo hacer igual, en mar o montaña: ¡dormir hasta que no puedo más! Oiga, que la hora de levantarme durante el año son casi siempre las cinco de la madrugada. Veo en el despertador que son las once y me parece mentira.
P. ¿Sueña con los récords o desconecta del todo?
R.
La verdad es que mi crol en la Copa del mundo fue extraordinario. Estaba en un momento fortísimo, pero hay que parar. He vivido un mes colosal, con el Mundial y esta última experiencia… que lo ha sido por un montón de cosas.
P. ¿Por ejemplo?
R.
La Copa del Mundo me la pagué yo: los hoteles, la distancia entre Eindhoven y Berlín [en Holanda se disputó la primera etapa de la Copa del Mundo y en Alemania, la segunda] la cubrí en autobús: nueve horas… No tuve fisio, ni médico, nada. La compañía de nadadores que estaban más o menos como yo.
P. Vamos, que el cheque de los 10.000 euros que recibió por su triunfo en Berlín…
R.
¡Agua de mayo en agosto!
P. Primera mujer en la historia que baja de 8 minutos en los 800 metros en piscina corta. Si llega a ser la última…
R.
¡Ja, ja! Es lo que hay… ¿Vocación? Sí, claro. Amor a lo que haces, eso te mantiene a flote… y nunca mejor dicho. El viaje, el hotel, la competición, mirando el euro como si fuera un tesoro... Nueve horas de autocar.
"Sería bueno repartir el pastel, el fútbol es una obsesión en este país"
P. Puro Imserso.
R.
¡Ja, ja!
P. Me acuerdo de lo que me contó su padre el otro día. Que en 1982 estuvo a punto de marcharse a vivir a Australia contratado por una gran compañía, y al final rechazó la oferta pues acababa de casarse. Usted nace australiana y el hotel se lo pagan seguro.
R.
¡Es que la natación allí es como el fútbol aquí! Bueno, igual no tanto, que lo del fútbol aquí es una exageración. Las condiciones de vida de una nadadora australiana no son comparables con las de una española.
P: Aunque sea la mejor española de la historia, o sea usted.
R:
Bueno… Es lo que hay, ya le digo. Allí todo es diferente. Naces y te tiran al agua, todos los australianos saben nadar, cualquier estilo. Y el modelo deportivo del país hace posible que den siempre un nivel excelente. Los colegios, las universidades… Los deportistas de allí tienen un apoyo del que aquí carecemos. Desde el entrenamiento a la posibilidad de ganarse la vida.
Tienen patrocinadores, empresas que saben que los valores de un nadador son estables, ejemplares… La crisis ha cerrado muchas puertas, es imposible que el deporte no la sufra. Pero tanto hablar de valores en el fútbol, ¡oiga!, los nuestros lo son e indiscutibles. Tan excelente imagen de marca es un nadador que un futbolista... O más.
P: Usted, patrocinadores Nike y la UCAM de Murcia.
R:
Y muchas gracias.
P: ¿Y la Federación y tal?
R:
Pues en sus cosas.
"He vivido un mes colosal, pero ahora necesito parar y descansar"
P: Me quedo como ciertas viñetas de los tebeos de antes: sin palabras.
R:
Este próximo curso nos quedan cinco o seis etapas de la Copa del Mundo y el Europeo; a la Copa igual no voy, claro…
P: Todo el mundo coincide en que no conocemos su tope. Deberíamos inventar pruebas para usted e igual nos conformamos con verla entrenando en Sant Cugat, en Sierra Nevada…
R:
¡Ah, Sierra Nevada! Mi segunda casa, hay veces que pienso si acabaré empadronándome allí, ¡ja, ja! Y sí, en mi interior sé que me queda mucho por dar, luego habrá que volver y entregarse al máximo.
P: Falta el oro olímpico. O no: ¡que le quiten lo bailao!
R:
Es el sueño de todos, luego una aspiración muy difícil. Fíjese que cada año aparece gente nueva, que sorprende. Las chinas son incontrolables…
P: Y muy parecidas.
R:
¡Jo! La que ganó el oro en Londres acabó octava o novena en Barcelona, la que hizo quinta o sexta ganó… En 2015 habrá Mundial en Kazan, qué nos encontraremos es un misterio, lo mismo pasará en Río. Se irá una china… y aparecerán dos o tres. Nuestro equipo será más o menos el mismo.
P: Es una batalla tremenda. Porque hablamos de chinas, pero sale la húngara, Katinka Hosszu, y vuela.
R:
Hace cuatro años apenas la conocíamos y ahora lo gana todo, récord va y récord viene…
P: ¿Se llevan ustedes bien?
R:
A ella la saludo y para casa. Pero sí, amigas se hacen. La Copa del Mundo es una excelente ocasión. Hay gente que viaja como yo, solita, y te juntas. Te sientes acompañada, todo es más llevadero.
P: Contó el lunes mi colega Jorge Quiroga que Fred Vergnoux, su entrenador, dejará el CN Sabadell y fichará por la Federación Española. Trabajará con un grupo de nadadores con usted a la cabeza. ¿O.K.?
R:
Sí, por supuesto. Si él considera que trabajará mejor, ¿qué podemos añadir nosotros? Me supongo que se trata de facilitar el trabajo de todos. Y la crisis, claro. El Sabadell no atraviesa por un buen momento precisamente.
Si es que es lo que comentamos antes del Mundial: nos dan los Juegos de 2020 o el panorama es sombrío. Madrid revolucionaría el ambiente. No es que salieran euros de debajo de las piedras, pero el plan será uno con Juegos y otro sin ellos.
P: Y la moral colectiva.
R:
Y eso, claro. Eso también empuja.
P: ¿Y sus estudios?
R:
Este curso voy a apretar a fondo, es un año menos exigente y voy a aprovechar la oportunidad que me da la UCAM. ¡La otra conciliación! Deporte y estudios.
P: Es mujer, seguro que lo consigue. Y una curiosidad: ¿entre waterpolo y sincro, reinos mujeriles donde los haya, a qué se apuntaría?
R:
A la sincro. ¡Y a pegarme con las rusas, ja, ja! Las dificultades son parecidas en cualquier especialidad, subir al podio es carísimo. Pero no, no me planteé nunca lo de la sincro, aunque a todos se nos van las piernas y las manos cuando las vemos.
P: Música, vacaciones: ¿es usted ‘bailaora’?
R:
Como todo el mundo, imagino. Durante el resto del año no se me ocurre, pero ahora puedo estirarme y me pueden dar las cuatro de la mañana perfectamente. Lo que no debo es engordar y tres semanas paradita… ojo. Las chicas podemos meter dos o tres kilos mucho más fácil que los chicos a poco que nos despistemos.
P: Va a empezar el fútbol: ¿le interesa?
R:
Bueno… Lo que me parece tremendo es que yo bata un récord del mundo y en la mayoría de periódicos ocupe la noticia el mismo espacio que la publicidad de la jornada de fútbol. Oiga, que lo de los 800 no lo ha hecho nadie en el mundo, nadie jamás. ¡Y me gana la especulación sobre el fichaje de un futbolista! No el fichaje, la especulación.
Yo tengo un día, mi día, él, ellos, van a tener 300… L’Équipe, en Francia, dio su portada al oro del relevo en el Mundial y tres o cuatro páginas interiores; Agnel ha sido portada en su país muchas veces. Y otros. En mi caso hay que esperar a la tercera medalla. Y lo mismo aplico a otro nadador o nadadora español, a un atleta…
P: Desfóguese.
R:
Voy. El fútbol es una obsesión en España. Es lo que gusta a la gente y, desde luego, lo han ganado todo. Se lo curran y no es fácil: felicidades. Pero a los demás, en nuestros momentos, nos gustarían más guiños. Que se llene el Palau Sant Jordi significa que la natación interesa cuando llega un Mundial, unos Juegos.
Sería bueno repartir el pastel, los presuntos patrocinadores tendrían un acicate, mira éste o aquélla en la tele, en la portada del MARCA… Nosotros estamos mal, pero hay otros deportes que parecen no existir. No me parece higiénico.
P: Dijo el otro día el gran Craviotto: o esto cambia o que remen los directivos.
R:
¿Lo ve? Él, como yo y como tanta gente, ha llegado por su esfuerzo, cuando empezó sólo por ello. Yo estoy aquí porque mis padres se sacrificaron cuando era una niña, viajes a la piscina arriba y a abajo… Sin mis padres no habría Mireia Belmonte.
P: Y sin el problema de la espalda, que es el que le llevó al agua por prescripción médica. Nos sale usted miope y vaya faena…
R:
¡Ja, ja! Es que es así. Y agradezco el plan ADO y todas las ayudas que nos llegan. Pero de verdad, con crisis o sin ella, con Madrid 2020 o sin él, el deporte español debería sentarse y reflexionar. Nos iría bien darnos la vuelta, como un calcetín…
P: Lo dice una que gana descalza.

¡¡¡¡¡¡¡UN PATROCINADOR PARA ELLAS YA!!!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario