El Buick Centurion XP-301 debutó en el Motorama de 1956 (exposiciones de automóviles que orgnizaba General Motors a mediados del siglo pasado).
Quizá su característica más visionaria fue una cámara trasera con un gran angular conectada a una pantalla de 4×6 pulgadas ubicada en el salpicadero (una derroche técnico que parecía imposible para su época). La cámara, junto con la cabina de burbuja transparente y el parabrisas panorámico hacía completamente innecesario el retrovisor.
El perfil aerodinámico del Centurion encajaba perfectamente con su sorprendente interior, incluídos cuatro asientos envolventes con cabezales individuales tapizados en “Rojo Elctrón” al más puro estilo de la aviación de la época, y cinturones de seguridad retráctiles. El volante iba montado también al estilo de un avión en una viga cromada que salía directamente del salpicadero.
El frontal del Centurion incluía los faros enterrados profundamente dentro de los guardabarros que luego descendían de forma pronunciada. Una línea cromada empezaba justo sobre la rueda frontal y se curvaba hacia abajo justo antes de la rueda posterior haciendo otra pronunciada curva hacia la parte posterior del vehículo la llamada “Sweepspear” se convertiría en una caracteríitica habitual de la marca Buick. La parte posterior del vehículo se asemejaba al el escape de un avión a reacción.
Muchas de las avanzadas características de este modelo empezaron a verse reflejadas en modelos de producción de Chevrolet y Buick a partir del año 1969. La cola puntiaguda se convirtió en sello distintivo de la tercera generación del Buick Riviera en 1971. Sin embargo otras características no llegaron a aparecer durante décadas.
by PI
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