El puente victoriano sobre el río Támesis, construido en 1885, ha sido la base para esta nueva estación ferroviaria de Blackfriars, renovada por el operador de la infraestructura ferroviaria Network Rail con el objetivo de ampliar sus servicios y atender a un mayor número de pasajeros.
Las obras comenzaron en octubre de 2011 para convertirla en una estación verde y ejemplo de estructura sostenible, dentro del proyecto de Network Rail de reducir un 25% las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por kilómetro y pasajero hasta 2020.
Convertido en un nuevo icono de Londres, visible desde varios kilómetros a lo largo del Támesis, la instalación cuenta con 4.400 paneles fotovoltaicos fabricados por el grupo japonés Panasonic. Las placas, que ocupan una superficie de 6.000 metros cuadrados producen la energía suficiente para elaborar 80.000 tazas de té al día.
Además de generar la mitad de la energía que la estación de Blackfriars necesita para su funcionamiento, permitirá reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 511 toneladas anuales. Esta cifra equivale a 89.000 viajes en coche en una ciudad donde el 22% de las emisiones de gases de efecto invernadero procede del transporte.
La instalación de los paneles solares ha corrido a cargo de la compañía Solar Century. En el proyecto, que ha supuesto un coste cercano a los nueve millones de euros, también ha colaborado la operadora de trenes First Capital Conect (FCC).
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