El subteniente Rochereau, 15 Regimiento de Dragones, murió el 26 de abril de 1918 en Bélgica tras resultar herido en combate cerca de la aldea de Loker. Fue galardonado con una Legión de Honor póstuma por su valentía y su nombre está en el monumento de su pueblo natal Bélabre (Francia) a los caídos en la Primera Guerra Mundial.
Sobre su almohada, una fotografía recoge su rostro joven junto al de sus compañeros caídos, algunos de solo 19 años de edad.
Sus padres, en duelo por su único hijo, conservaron el cuarto casi tal y como él lo había dejado.
Solo añadieron una pequeña botella con tierra proveniente del campo de batalla belga donde encontró la muerte.
Los sucesivos custodios de este museo íntimo mantuvieron la tradición y casi un siglo después de la muerte de Hubert sus posesiones personales siguen sobre el escritorio: dos pistolas, dos cuchillos y una pipa para fumar opio. En las escrituras de esta casa señorial francesa hay un contrato que estipula que sus futuros propietarios deben mantener la habitación de Hubert tal y como él la dejó durante 500 años.
El contrato no es legalmente vinculante y el actual inquilino, Daniel Fabre, dice que no sabe si el cuarto logrará sobrevivir otros 400 años.
by PI
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