Turquía no siempre ha sido miembro de la OTAN y aliada de las naciones europeas. Cuando era el Imperio Otomano, vivió un momento de expansión a costa de sus vecinos más débiles, incluidos los vecinos europeos. Pero pronto éstos reaccionaron... y hasta los españoles se enfrentaron a los turcos, el 2 de septiembre de 1686.
Por fin, con grandes dificultades, en 1684, con el impulso del Papa, se logró en Europa una gran alianza para rechazar un poco más a los invasores turcos hacia su territorio de procedencia. La mitad oriental del territorio europeo llevaba ocupada desde que, tras conquistar Constantinopla en 1453 –hoy Estambul-, los otomanos prosiguieron su invasión hasta que llegaron a las puertas de Viena –Austria- en 1529, y allí fueron derrotados por los europeos. Los turcos lo intentaron otra vez en 1532 y en 1683. Reaccionando, en 1684 los europeos intentaron sin éxito recuperar Buda –hoy Budapest-, la capital de esa parte del imperio turco.
Asalto a Buda en 1686 |
Los éxitos europeos llegaron en 1686 y se debieron a la alianza de muchos estados que enviaron sus propias tropas, tropas mercenarias o cantidades de dinero para sufragar los gastos de esta campaña. Ante la ciudad de Buda se plantó ese ‘euroejército’ multinacional compuesto por cerca de 74.000 hombres procedentes de todos los rincones de Europa, desde el norte –suecos, polacos, alemanes…- y el oeste –españoles, italianos, ingleses,…-, hasta los directamente sojuzgados –había unos 15.000 soldados húngaros-.
La implicación directa española en esta ocasión de 1686 -y en otras parecidas- era consecuencia de que Turquía prestaba aliento y apoyo a los gobiernos norteafricanos y a sus corsarios, así como a la piratería berberisca, que actuaban intensamente contra la seguridad de las personas e intereses de las costas españolas e italianas y el comercio entre ellas.
Un caso importante había sido la rebelión morisca de las Alpujarras –Granada, 1568 a 1571- que fue apoyada por los turcos con el envío de tropas. Un ejemplo de reacción europea defensiva, entre otros, fue la Santa Liga organizada entre España –como cabeza de la amplia Monarquía Hispánica-, la Santa Sede –que tenía un importante poder- y Venecia –con muy altos intereses comerciales en el oriente mediterráneo-, como los socios más importantes. La victoria en batalla naval de Lepanto –costas de Grecia, 7 de octubre de 1571- provocó un parón en las actividades turcas en el Mediterráneo occidental. Así pues, se comprende que España contribuyera a la formación de un nuevo ‘euroejército’ enviando, desde Flandes –una de las partes de la Monarquía Hispánica- un selecto contingente de tropas.
El ‘euroejército’ recuperó fácilmente la ciudad baja de Buda y el 24 de junio la guarnición turca se replegó encerrándose la ciudadela fortificada situada en lo alto de la montaña. Llegados a este punto, la artillería europea empezó el asedio y estuvo bombardeando la fortaleza durante un mes entero. El 22 de julio una de las bombas hizo estallar el polvorín turco causándoles muchos destrozos y bajas. Parecía que la defensa turca se había debilitado y había llegado la ocasión de que las tropas europeas asaltaran la fortificación. El 27 de julio lanzaron un asalto, pero los turcos fueron capaces de frenarlo. Tras una mejor preparación, el asalto se repitió el 3 de agosto, pero los turcos seguían presentando una dura batalla.
Los bombardeos siguieron y, gracias a los cambios de posición de la artillería sugeridos por los oficiales españoles, sus efectos fueron mayores y acabaron por arruinar las defensas turcas, guarnecidas todavía por unos 2.000 soldados. En la noche del 2 al 3 de septiembre se lanzó un nuevo asalto a la fortaleza de Buda que, esta vez, sí tuvo éxito lográndose la plena recuperación de la ciudadela y haciendo prisioneros a los defensores.
Vista de Buda, a la derecha, en 1602, por George Keller |
Los primeros que entraron en el recinto fueron 300 soldados españoles que, de esta manera, alcanzaron el honor de ‘ser los primeros’ en entrar en la fortificación enemiga. A este hecho se le daba una gran importancia entonces y, sobre todo, cuando se trataba de un ejército compuesto por tropas de muchas naciones. La rivalidad entre todas ellas, el orgullo del propio origen, los deseos de ganar reputación y fama… eran las grandes motivaciones de aquellas campañas. Con esta acción, las tropas españolas nos demuestran que no era completamente cierta la valoración pesimista del ejército de Carlos II, del que sólo de emiten críticas.
De hecho, uno de los que resultaron muertos en los combates del día 13 de julio fue el Duque de Béjar, Manuel Diego López de Zúñiga, apodado el ‘Buen Duque’. Otros españoles participantes fueron su hermano Baltasar –herido por una flecha ese mismo día-, el Marqués de Aguilafuente –herido de un balazo en la cabeza-, el Duque de Escalona –herido-, etc.
Esta victoria de un ‘euroejército’, para cuya constitución y organización tuvieron que superarse muchas dificultades, fue un hecho muy importante que conducía, poco a poco, a que Europa encontrara sus límites geográficos. Turquía acusó esta gran derrota y tuvo que firmar el Tratado de Karlowitz en 1699, aunque aún habrían de transcurrir muchas decenas de años hasta que las fronteras fueran retrocediendo hasta las hoy indiscutidas.
En la muralla de la ciudadela de Buda, en concreto en la calle del Caballo, hay una placa conmemorativa es ese acontecimiento. El texto de la dedicatoria es, literalmente, como sigue: “In memoriam. Por aquí entraron los 300 héroes españoles que tomaron parte en la reconquista de Buda”. El lema se repite en húngaro en la parte inferior.
Sobre esta placa hay un escudo de Hungría labrado en bajorrelieve, con su corona en cuyo remate está la peculiar cruz torcida. Por encima de este escudo aparecen otros dos, esta vez españoles. El de la izquierda es el escudo de los Reyes Católicos –versión de Isabel de Castilla- que no parece venir a cuento en esta conmemoración porque debería ser el que se utilizaba en tiempos de Carlos II. El de la derecha es el escudo de la II República, en cuyo tiempo -1934- se colocó este monumento conmemorativo.
Monumento dedicado a los 300 españoles del 2 de septiembre de 1686 |
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Fuente: onemagazine
by PI
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