El sueño de la Terra Australis Incognita, la Antártida, alimentó las vidas de unos aventureros excepcionales que compartieron un mismo tiempo histórico y una misma pasión: conquistar el último lugar de la Tierra, el más remoto, el más extremo, el último continente. "¡Dios mío, éste es un lugar horrible!" Esta frase, escrita en su diario por el capitán Robert Falcon Scott poco antes de perecer en su dramático regreso del Polo Sur geográfico, es la única y negativa impresión que la gran mayoría de personas tenían de la Antártida. Aun siendo innegable la severidad del continente austral, no es menos cierto que la Antártida posee una belleza cautivadora a la que nadie de los que la hemos conocido ha podido resistirse.
La mejor palabra para describir el último continente descubierto es "extremo". Temperaturas increíblemente bajas, de hasta casi 90 grados bajo cero; vientos huracanados de casi 300 km/h; su posición en el globo, que hace que el ángulo de incidencia de los rayos solares sea mínimo; sus mares, sus témpanos a la deriva, como islas. Todo en ella es riguroso y cruelmente salvaje.
Ello ha determinado su aislamiento geográfico y su tardío conocimiento. De hecho, aún hoy muchas de sus regiones están menos fotografiadas que la Luna. Sobre sus 14 millones de km2 se extiende este manto helado, que con un espesor medio de 2.000 metros -en algunos lugares supera los 4.500- conforma el 90% del hielo existente y, lo que es más importante, casi el 70% de las reservas de agua dulce del planeta. Su peso, calculado en 27 trillones de toneladas, ha hundido el continente unos mil metros. Esta enorme capa de hielo tiende a moverse de una forma centrífuga, del interior a la costa, en un largo viaje hacia el mar que puede durar millones de años. Al llegar a él se expande en una de las más sorprendentes formaciones del continente antártico: las Barreras de Hielo. Su espesor puede ser de más de mil metros. La más grande de todas estas barreras heladas, el Hielo de Ross, puede llegar a tener hasta 500.000 km2, la misma superficie que España. La Antártida forma un ecosistema único. A largo plazo, determina los climas de la Tierra a través de la circulación oceánica y atmosférica, influyendo en un buen número de ecosistemas terrestres y marinos. Sobre la meseta polar, a 2.835 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Polo Sur geográfico, el punto en el cual se sitúa el eje de rotación de la Tierra, el punto de Latitud 90º Sur en el cual se unen los meridianos.
Este lugar atrajo los intereses de científicos, exploradores y aventureros. De esta forma exploradores británicos y noruegos fueron protagonistas de una competición por ser los primeros en alcanzar ese punto geográfico. "Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente enfrentado a sus deseos. Desde niño he soñado con llegar al Polo Norte y heme aquí en el Polo Sur". El noruego Roald Amundsen pronunció esta frase justo en los 90º Sur, un lugar que nunca antes había sido pisado por el ser humano.
Planificación.
Y, sin embargo, la victoria del equipo liderado por Amundsen, el 11 de diciembre de 1911, apenas tuvo que ver con la fortuna. Se basó en una correcta evaluación de los problemas y a una planificación rigurosa. Además el líder poseía una gran experiencia, era valiente y sus decisiones se demostraron acertadas en casi todas las expediciones que acometió.
La suerte corrida por su competidor el británico Scott y sus compañeros fue, desgraciadamente, muy diferente. Los británicos pagarían caro una sucesión de decisiones erróneas. Pero no pueden compararse sin más las dos expediciones que competían por hacerse un lugar de honor en la leyenda. En primer lugar, Scott y Amundsen son dos líderes distintos: Amundsen, frío y metódico; Scott, inseguro y extremadamente sensible. Mientras que a Amundsen y sus compañeros les arrastraban los perros, los británicos arrastraron ellos mismos los trineos. Además Wilson, el lugarteniente de Scott, perseguía finalidades científicas.
El Polo Sur, a salvo de la curiosidad de los hombres desde el origen de los tiempos, va a ser visitado dos veces en el transcurso de unos días. La visión de la tienda dejada por los noruegos 34 días antes fue la última de las decepciones de la expedición británica. La fotografía de los cinco expedicionarios con la bandera británica es un documento histórico, pero, antes que nada, un estudio psicológico, que refleja la patética imagen de la derrota y la infinita tristeza de esos hombres cansados, sin nada por lo que luchar ya. Las últimas palabras escritas por Scott son más una súplica que una queja: "Viernes 29 de marzo. Afuera, delante de la tienda, todo el paisaje es una terrible ventisca. Resistiremos hasta el final; la muerte ya no puede estar demasiado lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. R. Scott. Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias". Y luego, donde había escrito, "envíen este diario a mi esposa", con espantosa claridad, lo sustituye por "mi viuda". Así entran en la leyenda, narrada mil veces. Y es entonces cuando Scott logrará vencer a Amundsen. Es la historia de unos hombres que en busca de la gloria dejaron todo, hasta la vida. Una de esas historias que, como escribió Stefan Zweig, "...es la más grandiosa tragedia de todos los tiempos, la que, de cuando en cuando, logra crear algún poeta, y la vida miles de veces".
La mejor palabra para describir el último continente descubierto es "extremo". Temperaturas increíblemente bajas, de hasta casi 90 grados bajo cero; vientos huracanados de casi 300 km/h; su posición en el globo, que hace que el ángulo de incidencia de los rayos solares sea mínimo; sus mares, sus témpanos a la deriva, como islas. Todo en ella es riguroso y cruelmente salvaje.
Ello ha determinado su aislamiento geográfico y su tardío conocimiento. De hecho, aún hoy muchas de sus regiones están menos fotografiadas que la Luna. Sobre sus 14 millones de km2 se extiende este manto helado, que con un espesor medio de 2.000 metros -en algunos lugares supera los 4.500- conforma el 90% del hielo existente y, lo que es más importante, casi el 70% de las reservas de agua dulce del planeta. Su peso, calculado en 27 trillones de toneladas, ha hundido el continente unos mil metros. Esta enorme capa de hielo tiende a moverse de una forma centrífuga, del interior a la costa, en un largo viaje hacia el mar que puede durar millones de años. Al llegar a él se expande en una de las más sorprendentes formaciones del continente antártico: las Barreras de Hielo. Su espesor puede ser de más de mil metros. La más grande de todas estas barreras heladas, el Hielo de Ross, puede llegar a tener hasta 500.000 km2, la misma superficie que España. La Antártida forma un ecosistema único. A largo plazo, determina los climas de la Tierra a través de la circulación oceánica y atmosférica, influyendo en un buen número de ecosistemas terrestres y marinos. Sobre la meseta polar, a 2.835 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Polo Sur geográfico, el punto en el cual se sitúa el eje de rotación de la Tierra, el punto de Latitud 90º Sur en el cual se unen los meridianos.
Este lugar atrajo los intereses de científicos, exploradores y aventureros. De esta forma exploradores británicos y noruegos fueron protagonistas de una competición por ser los primeros en alcanzar ese punto geográfico. "Nunca he conocido a nadie que se haya visto tan diametralmente enfrentado a sus deseos. Desde niño he soñado con llegar al Polo Norte y heme aquí en el Polo Sur". El noruego Roald Amundsen pronunció esta frase justo en los 90º Sur, un lugar que nunca antes había sido pisado por el ser humano.
Planificación.
Y, sin embargo, la victoria del equipo liderado por Amundsen, el 11 de diciembre de 1911, apenas tuvo que ver con la fortuna. Se basó en una correcta evaluación de los problemas y a una planificación rigurosa. Además el líder poseía una gran experiencia, era valiente y sus decisiones se demostraron acertadas en casi todas las expediciones que acometió.
La suerte corrida por su competidor el británico Scott y sus compañeros fue, desgraciadamente, muy diferente. Los británicos pagarían caro una sucesión de decisiones erróneas. Pero no pueden compararse sin más las dos expediciones que competían por hacerse un lugar de honor en la leyenda. En primer lugar, Scott y Amundsen son dos líderes distintos: Amundsen, frío y metódico; Scott, inseguro y extremadamente sensible. Mientras que a Amundsen y sus compañeros les arrastraban los perros, los británicos arrastraron ellos mismos los trineos. Además Wilson, el lugarteniente de Scott, perseguía finalidades científicas.
El Polo Sur, a salvo de la curiosidad de los hombres desde el origen de los tiempos, va a ser visitado dos veces en el transcurso de unos días. La visión de la tienda dejada por los noruegos 34 días antes fue la última de las decepciones de la expedición británica. La fotografía de los cinco expedicionarios con la bandera británica es un documento histórico, pero, antes que nada, un estudio psicológico, que refleja la patética imagen de la derrota y la infinita tristeza de esos hombres cansados, sin nada por lo que luchar ya. Las últimas palabras escritas por Scott son más una súplica que una queja: "Viernes 29 de marzo. Afuera, delante de la tienda, todo el paisaje es una terrible ventisca. Resistiremos hasta el final; la muerte ya no puede estar demasiado lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. R. Scott. Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias". Y luego, donde había escrito, "envíen este diario a mi esposa", con espantosa claridad, lo sustituye por "mi viuda". Así entran en la leyenda, narrada mil veces. Y es entonces cuando Scott logrará vencer a Amundsen. Es la historia de unos hombres que en busca de la gloria dejaron todo, hasta la vida. Una de esas historias que, como escribió Stefan Zweig, "...es la más grandiosa tragedia de todos los tiempos, la que, de cuando en cuando, logra crear algún poeta, y la vida miles de veces".
by PI
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