Imagínate activar con el pie cualquiera de las rutinas que tengas
programadas en el ordenador. Y, puestos a pensar, también
podrías hacer que, al pisar una de las zonas de este periférico, se
enciendan o apaguen… ¡las luces de tu escritorio! Las opciones para
personalizarlo son infinitas y, lo mejor, sin tener que usar las manos.
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