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lunes, 12 de septiembre de 2011

"La planta 14" - Víctor Manuel




31 de agosto de 1995. Explosión de grisú en el pozo San Nicolás (Mieres). Murieron Eugenio Martín, de 42 años, y Francisco Javier González Merino, de 40, ambos casados y con hijos; de Jesús Trapiella García, de 30, y José Ignacio del Campo, de 31. Dos trabajadores checos, Miroslav Divoky y Michal Klenot, que trabajaban para una contrata de Hunosa, SATRA; Juan Manuel Alvarez, de 35 años, casado y con un hijo; Vlastimil Havli (checo); Eduardo Augusto Alvés, de 35 años, casado y con dos hijos; Elías Otero, de 42; Manuel Angel Fernández, de 29; Anatolio Lorenzo, de 43, casado y con un hijo; Luis Antonio Espeso, de 35, casado y con dos hijos, y, por último, Milan Rocek (checo). Un recuerdo para ellos.

En la planta catorce del pozo minero
de la tarde amarilla tres hombres no volvieron
hay sirenas, lamentos, acompasados aies
a la boca del pozo.

Dos mujeres de luto anhelando dos cuerpos
y una madre que rumia su agonía en silencio
es el tercero.

A las diez la luna clara
se refleja en las sortijas del Patrón recién llegado
con sombrero, gravedad y su aburrido gesto.
El ha sido el primero, vendrán gobernadores, alcaldes, ingenieros.
tratarán de calmar,
la presentida viuda que se muerde el pañuelo
no sabrán acercarse a la madre que les mira con los ojos resecos.

A las doce el patrón mirara su reloj
los otros ya se fueron
y en un punto y aparte esbozará un fastidio
mientras piensa ¿pero donde están estos?

Ha llegado otro relevo de bomberos y la una menos diez era la noche
el primer muerto
Sentados en el suelo,
los mineros se hacen cruces y reniegan de Dios
quién diría les pillara de sorpresa la tragedia repetida
a veces el más bravo se le queda
mirando fijamente al patrón
con dientes apretados
Y el patrón con sombrero,
tiene dos policías a su lado no hay cuidado

Tres horas lentas pasan
a la luz de las linternas asustadas
el cura con los ojos arrasados
al segundo le va uniendo sobre el pecho las manos
y un chaval de quince años
mientras llora impotente se abraza contra un árbol
y el chófer del patrón con su gorra de plato
se siente desplazado, es un hombre prudente,
bien domado.

El rocío ha calado hasta los huesos cuando sale el tercero
le recibe con sonrisa gris azul la madrugada
y con voces los mineros
mientras se abrazan todos y uno de ellos
el mas fiero por no irse al patrón
llora en el suelo.

by PI

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