En Medio Oriente a finales de los años 50.
Un adolescente fue encontrado viviendo con gacelas en un
desierto de Siria. Dotado de una poderosa musculatura,
era capaz de correr a gran velocidad. Comía hierba como si
realmente fuera uno de los antílopes, aunque tal vez también
recolectaba frutas o cazaba para completar la dieta. Se cree que fue capturado por policías que le siguieron con
un todoterreno por el desierto, pues corriendo no podían
alcanzarlo. Posteriormente fue internado en un orfanato
durante un tiempo, pero se escapó y no se supo más de él ni
cómo había llegado a convivir con las gacelas.








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