Fuente: GUILLERMO ZARRACINA (La Nueva España)
Si disponemos en un buscador de internet, Google, por ejemplo, el nombre de Santiago Calatrava, verán ustedes un impresionante conjunto de sus obras, repartidas por todo el mundo, importante y grandioso: verán más de 40 puentes, que parecen arpas o arpas que parecen puentes, multitud de carcasas de animales prehistóricos que enseñan sus descarnados costillares y esqueléticas gallináceas, patas arriba, mostrándonos impúdicas entrañas, donde este autor ubica al tuntún auditorios, espacios congresuales, museos, acuarios, etcétera. También verán algún ojo parpadeante ante la amenaza de la navaja barbera de Buñuel. Toda referencia queda corta ante la catarata imaginativa de este escultor-ingeniero-arquitecto y hombre del Renacimiento, como le gusta ser aludido..., ¡que no levante cabeza Leonardo ante semejante compaña!
Pero todo este hermoso currículum tiene un trasdós, que intentaré resumir a fin de que ustedes puedan colocarle en el escalafón humano que le corresponde.
1) Respecto a su supuesta sabiduría estructural e ingenieril. Constantes errores de diseño en sus puentes arpa, donde los tirantes no trabajan como tales, están flojos y son, pues, mera ornamentación... Ejemplos: puente de Bac de Roda, pasarela de Bilbao, etcétera.
2) Su demostrada incompetencia técnica para resolver problemas estructurales, que él mismo crea. Tras diez años de retraso y el paso de ocho consultoras, el ingeniero italiano George Romano tuvo que sacar las castañas del fuego en el puente sobre el Gran Canal, en Venecia (inaugurado, a propósito sin ningún boato y en nocturnidad). Este mismo ingeniero hubo de solventarle los graves errores cometidos por nuestro ínclito arquitecto en sus obras olímpicas de Atenas... y así, ad infinitum.
3) Sus conocidas desviaciones presupuestarias y pertinaz incumplimiento de plazos. En este apartado su falta de previsión llega a ser insultante y repetida hasta impudicia. Los ejemplos llenarían folios y folios que no caben en un artículo periodístico: Oviedo, sin ir más lejos.
4) Su desprecio por la adecuación del entorno donde interviene. Este apartado casi resulta obvio, dada la personalidad del aludido, cuyo narcisismo le lleva a introducir, cuando se le permite, láminas de agua, para que dupliquen en espejo el resultado de sus deposiciones (en Oviedo se sugirió incluso «vestir» las torres adyacentes con una piel de cristal, para que ellas se adecuaran a su palacio). También dijo, sin ninguna ironía y con total desparpajo ante sus propios colegas en el Paraninfo de la Universidad que esas torres entablaban un «hermoso diálogo» con su edificio... ¡Diálogo blasfemo, diría yo!
5) Los errores técnicos que comete sistemáticamente en la elección de materiales. Losetas de cristal deslizante para la pasarela de Bilbao (donde no llueve). Uso indiscriminado de la técnica gaudiana del trecandís (azulejos rotos ensamblados) como recubrimiento interior de la sala del Auditorium de Valencia, disparate acústico que no merece comentario..., y así, un sinfín de estulticias que ha ido desparramando por le mundo.
Si disponemos en un buscador de internet, Google, por ejemplo, el nombre de Santiago Calatrava, verán ustedes un impresionante conjunto de sus obras, repartidas por todo el mundo, importante y grandioso: verán más de 40 puentes, que parecen arpas o arpas que parecen puentes, multitud de carcasas de animales prehistóricos que enseñan sus descarnados costillares y esqueléticas gallináceas, patas arriba, mostrándonos impúdicas entrañas, donde este autor ubica al tuntún auditorios, espacios congresuales, museos, acuarios, etcétera. También verán algún ojo parpadeante ante la amenaza de la navaja barbera de Buñuel. Toda referencia queda corta ante la catarata imaginativa de este escultor-ingeniero-arquitecto y hombre del Renacimiento, como le gusta ser aludido..., ¡que no levante cabeza Leonardo ante semejante compaña!
Pero todo este hermoso currículum tiene un trasdós, que intentaré resumir a fin de que ustedes puedan colocarle en el escalafón humano que le corresponde.
1) Respecto a su supuesta sabiduría estructural e ingenieril. Constantes errores de diseño en sus puentes arpa, donde los tirantes no trabajan como tales, están flojos y son, pues, mera ornamentación... Ejemplos: puente de Bac de Roda, pasarela de Bilbao, etcétera.
Puente de Bac de Roda |
2) Su demostrada incompetencia técnica para resolver problemas estructurales, que él mismo crea. Tras diez años de retraso y el paso de ocho consultoras, el ingeniero italiano George Romano tuvo que sacar las castañas del fuego en el puente sobre el Gran Canal, en Venecia (inaugurado, a propósito sin ningún boato y en nocturnidad). Este mismo ingeniero hubo de solventarle los graves errores cometidos por nuestro ínclito arquitecto en sus obras olímpicas de Atenas... y así, ad infinitum.
Puente de la Constitución (Venecia) |
3) Sus conocidas desviaciones presupuestarias y pertinaz incumplimiento de plazos. En este apartado su falta de previsión llega a ser insultante y repetida hasta impudicia. Los ejemplos llenarían folios y folios que no caben en un artículo periodístico: Oviedo, sin ir más lejos.
Calatrava (Oviedo) |
5) Los errores técnicos que comete sistemáticamente en la elección de materiales. Losetas de cristal deslizante para la pasarela de Bilbao (donde no llueve). Uso indiscriminado de la técnica gaudiana del trecandís (azulejos rotos ensamblados) como recubrimiento interior de la sala del Auditorium de Valencia, disparate acústico que no merece comentario..., y así, un sinfín de estulticias que ha ido desparramando por le mundo.
Pasarela Bilbao. |
6) Su actitud en las imposiciones a la hora del cobro de honorarios. Capítulo que merece especial atención, pues cualifica tanto su obra como retrata al personaje. Voy a limitarme simplemente a transcribir una anécdota que relata Llatzer Moix, crítico de arquitectura de «La Vanguardia»: cuenta que Joseph Acebillo, responsable de las obras de un puente sobre la autovía de Mataró, sobresaltado cuando Calatrava pretendió cobrarle por una maqueta del mismo 50 millones de pesetas, le comentó: «Tiene que haber un error en la factura, Santiago, tiene que sobrar un cero..., no puede ser que me quieras cobrar 50 millones por una maqueta»... «Ah, no sé, eso lo lleva mi mujer», respondió Calatrava... (Robertina Mazangoni es hija de un banquero judío-sueco afincado en Zúrich, lo que emparenta al arquitecto con el proceloso mundo del holding judío internacional). Pues bien, los constantes y siempre descomunales aumentos presupuestarios, debidos siempre a sus caprichos, sus errores, su incompetencia y los continuos aplazamientos de entrega... resultan repercutir beneficiosamente en el aumento de sus honorarios, puesto que cobra mediante cheque bancario (extendido, por supuesto, sin IVA a un banco de Zúrich, su domicilio) por valor de un 12 por ciento del coste total de las obras. Hábil maniobra que en vez de penalizarle por sus titubeos y extravagancias le beneficia. (*)
Aquí llegamos a Oviedo: el contenido de los apartados que anteceden parece haber pasado inadvertido para los buceadores de la empresa asturiana Jovellanos XXI.
La justificable ambición de los financieros que la sostienen, unida al entusiasmo con que pensaba laurearse nuestro perpetuo alcalde, cegaron sus ojos, y se lanzaron ¿con paracaídas? a la descabellada aventura de entregarse y entregar la ciudad al caballero Calatrava.
Quizá pensaron, en su «cuidadosa» labor de marketing, que su reciente premio «Príncipe de Asturias» allanaría las muchísimas dificultades que encontrarían con la opinión pública y con la ley.
El Ayuntamiento de Murcia acabó de instalar una moqueta antideslizante en la pasarela peatonal diseñada por Santiago Calatrava entre los barrios de Vistabella e Infante Juan Manuel. |
¿Cómo se consiguió el cambio de uso de una zona delimitada en el plan de ordenación como zona verde cuando, incluso en época de Franco, se cuidada especialmente esta figura, precisando que sólo el interés público (y no el de una empresa) y la donación de otro espacio de similares dimensiones y próximo a ella serían motivo de cambio y aun así se necesitaba autorización expresa del Consejo de Ministros? Con las transferencias urbanísticas al Principado, la ley del suelo solo altera el órgano de aprobación, que en este caso sería el Consejo de Gobierno. ¿Existe tal autorización?, ¿fue tan siquiera solicitada? ¿Sobre qué caballito se saltó la ley?
¿Cómo se toleró la convocatoria insólita de un pretendido concurso, que envolvía arquitecto-proyecto... y promotora y al que, visto el amagüesto, nadie se presentó, salvo ellos...? ¿Y cómo, por si fuera poco, se simultaneó con la doble contratación de otros edificios (cuyos cambios de denominación ya resultan cómicos -Palacio y Facultad de las Artes, dependencias municipales, Palacio de Justicia (cuando ahora se habla del edificio de Silicosis), torres trillizas, etcétera-) a la misma empresa y al mismo arquitecto?
¿Qué está pasando actualmente con la parcela del Vasco?... ¡Qué forma tan desvergonzada de tratar a la ciudad!..., ¡y tan impune!
¿Ha desaparecido el señor Calatrava, así, sin más?, ¿y cuánto le está costando y cómo va a ser recompensada la empresa Jovellanos XXI por las tremendas pérdidas que está sufriendo en Buenavista? ¿Y los sucesivos proyectos que redactó para la parcela del Vasco y que sin duda cobró? ¡Bueno es él para envainárselos! ¿Se va a contentar la empresa a acceder gentilmente a este derroche o quizá existan, tácitas o secretas cláusulas de compensación... como aumentos de edificabilidad..., etcétera?
¿Qué está pasando bajo las alfombras de esta ciudad? ¿Somos consciente los ciudadanos de que todos estos chamullos los terminaremos pagando nosotros y solo nosotros como ciudad?
Basta, porque la indignación quiere arrastrarme al insulto y esa barrera nunca la traspasaré.
Estas consideraciones, me adelanto a definir, están naturalmente teñidas por la envidia, el fracaso, la frustrada ambición de fama y el odio a la ciudad por su silencio, y están redactadas por un arquitecto sin importancia colectiva, estrellado (que no con estrella) que ha ejercido su profesión con la honestidad que le ha permitido esta sociedad, que quizá, no haya sido suficiente, nunca lo es, pero que, desde luego, ha oído hablar de una cosa, que la gran figura desconoce: arquitectura sostenible.
(*) Para mayor escándalo, véase el libro «Arquitectura milagrosa», de Llatzer Moix. Editorial Anagrama.
Cuanta razon tienes y que engañada vive la gente...
ResponderEliminarLa arquitectura debe pertenecer al entorno donde va a situarse y adornar el paisaje en vez de desgraciarlo.
ResponderEliminarFrank Lloyd Wright
Más claro no lo pudo dejar este gran maestro... Frank Lloyd Wright
Eliminara diferencia del Palacio de Congresos de Oviedo obra de Calatrava.