• Sentadillas: fortalecen cuádriceps, glúteos y gemelos, mejorando la capacidad de estos músculos para impulsar la sangre hacia arriba. Lo ideal es realizarlas lentas y controladas, evitando rebotes.
• Zancadas: además de tonificar, mejoran la flexibilidad de caderas y rodillas, ayudando a que la sangre circule sin obstáculos.
• Saltar a la comba: un ejercicio cardiovascular que activa la circulación en todo el cuerpo, mejora la resistencia y estimula el bombeo venoso de forma intensa.
• Caminar a paso lig ero: media hora diaria es suficiente para mantener la circulación activa y mejorar el retorno venoso, especialmente si alternas superficies.
• Bicicleta o pedaleo en el aire: favorece el movimiento rítmico de tobillos y rodillas, esencial para que las venas funcionen de forma eficiente.
• Yoga: posturas como las invertidas o con piernas elevadas ayudan a drenar líquidos y a reducir la presión venosa.
• Natación: es uno de los ejercicios más completos para la circulación, ya que combina el trabajo muscular con la presión del agua, que actúa como un masaje natural y mejora el retorno venoso sin impacto en las articulaciones.
• Aquagym: las rutinas en el agua permiten trabajar fuerza y resistencia, mientras el medio acuático reduce la carga sobre las piernas y favorece el drenaje, ideal para quienes sufren hinchazón o varices.









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