En 1978 el carrocero suizo Franco Sbarro se atrevió a experimentar sobre un Cadillac Eldorado de los años 70, dedicando gran parte de su creatividad y talento a crear una descomunal camioneta de seis ruedas y 7,2 metros de largo que alcanzaba los 170 kilómetros por hora de velocidad máxima.
El aparato es movido por un motor V8 de 8,2 litros que proporciona los 350 caballos de potencia, encargados de empujar las más de tres toneladas que pesa, por medio de una transmisión automática de cuatro velocidades.
Esta ocurrencia fue encargada por Joseph E. Adjadj, un acaudalado hombre de negocios saudí propietario de la marca TAG, quien quería trasladar la comodidad de su oficina a la movilidad de un vehículo –además con todo el lujo posible.
El interior del Sbarro TAG Function Car cuenta con cuatro largos sillones, sin incluir el asiento del conductor; además lleva dos teléfonos, televisor y nevera. Cumpliendo con su función de oficina, también tiene escritorios abatibles y paneles de madera de lujo.
En ese entonces la idea de Sbarro y Adjadj era la de construir 25 unidades limitadas y venderlas a los empresarios de la época. Sin embargo nadie tuvo la osadía de comprar o encargar siquiera uno de estos, quedando solo un único ejemplar.
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