Hace algo más de siete años, en los astilleros británicos
XSMG World, especializados en el mercado militar, comenzó a tomar forma el XSMG
Interceptor, un proyecto de ocho millones de euros que debía dar como resultado
el barco más rápido del mundo. Estaba llamado a redefinir el concepto de las
misiones en aguas costeras, pero su destino ha sido radicalmente diferente.
Lo cierto es que algunos datos de la ficha técnica del XSMG
Interceptor rozan la ciencia ficción. Con una eslora de 14,6 metros y un casco
en forma de V, es capaz de alcanzar los 80 nudos de velocidad, unos 148 km/h, gracias a estar
construido con fibra de carbono y kevlar, el mismo material con el que se
fabrican los chalecos antibalas. Según sus creadores, es rápido, ágil y cómodo
para los 12 pasajeros que puede albergar la cabina de mando. Para su
construcción se emplearon unas 165.000 horas de trabajo.
Pero quizá lo más llamativo del proyecto era el equipamiento
militar. A simple vista, sorprendía hacia proa una ametralladora Kongsberg que
funciona por control remoto, aunque la embarcación también guardaba a bordo
misiles ligeros, torpedos MU90, sónar para detectar submarinos y un periscopio.
El XSMG Interptor trató de seducir a las autoridades de
Inglaterra, Mónaco y Dubai, según la publicación Daily Echo, pero finalmente no
apareció ningún comprador a gran escala.
El fabricante entró poco después en una grave situación
económica, así que con el objetivo de recaudar fondos y pagar al fisco lo
adeudado, no dudó en subastar el pasado viernes más de 300 objetos, entre los
que se encontraba el superbarco militar. Valorado en 1,74 millones de euros, la
misma publicación asegura que su nuevo propietario apenas ha desembolsado 200.000
euros en su adquisición. Eso sí, completamente desarmada.
by PI
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