El paso más crítico es la limpieza y sellado de la superficie. Una pared debe estar libre de polvo, grasa y humedad; cualquier resto comprometerá la adherencia de la pintura. Si hay fisuras o grietas, hay que sanearlas y enmasillarlas. Si tu pared es de gotelé, es mejor quitarlo de manera adecuada antes de pintarla de nuevo. Primero, porque es más fácil volver a pintar sobre una pared lisa que sobre una con textura. En segundo lugar, si quieres embellecer una pared con papel pintado, siempre será más fácil pegarlo sobre una superficie sin rugosidades. Por otro lado, como las modas cambian a cada rato(por cierto, el gotelé ya no es muy demandado hoy en día), es posible que te aburras del mismo color o papel en poco tiempo; si la pared es lisa, no te costará nada cambiar.
Para eliminar el gotelé de pintura plástica puedes usar una pasta de renovación o alisado específica de alta carga para gotelé (como las formuladas con polímeros y fibras). Estas pastas están diseñadas para aplicarse en capas gruesas sin agrietarse ni descolgarse. Usa una llana de acero o una espátula ancha
(siempre en la misma dirección) para garantizar que los huecos se rellenen completamente. Para superficies muy grandes, puedes usar una máquina enlucidora (o airless) para proyectar la pasta de alisado, reduciendo drásticamente el tiempo de aplicación manual. Por último, una vez seca la pasta o raspado el material, usa una lijadora orbital conectada a un aspirador para crear la menor cantidad de polvo posible. Finaliza la tarea aplicando una capa de imprimación selladora antes de pintar, asegurándote de que la pared absorba la pintura de manera uniforme y quede perfecta.
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